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Hola, ¡Feliz Jueves!

Los errores son una parte importante de cualquier proceso.

Son una oportunidad para aprender y mejorar.

No hay que temer la posibilidad de que algo salga mal en nuestro plan, especialmente cuando estamos dando nuestros primeros pasos.

Emprender significa asumir ciertos riesgos.

Por eso, mi objetivo con estos artículos es minimizarlos para ti tanto como sea posible.

Compartiendo mi experiencia para que no cometas los mismos errores.

Número 1: No tener un plan

"Tengo una cámara, soy muy bueno haciendo fotos, voy a ofrecer eso y me voy a tapar en plata".

Con ese optimismo comienzan muchos proyectos, y está perfecto.

Sin embargo, entre el "voy a ofrecer eso" y el "me voy a tapar en plata" faltan unos cuantos pasos.

¿A quién le vas a vender tus servicios?

¿Cómo lo vas a hacer?

¿Cuánto vas a cobrar?

¿Cuántos clientes necesitas al mes?

Estas son algunas preguntas que deberías considerar.

No tener un plan es como ser un pollo sin cabeza. Te moverás, pero ¿en qué dirección?

Iras como loco por todos lados, pero más pronto que tarde te apagarás de golpe.

Inicialmente, no tenía un plan porque estaba intentando evitar preocuparme por cosas que consideraba estaban fuera de mi control:

Temas legales, impuestos, metas de ingresos...

La cuestión es que, eventualmente, la falta de dirección se convierte en un dolor de cabeza enorme.

Hacer un plan y tener claros tus objetivos ayuda a dar claridad al proceso.

Te permite saber qué es lo que se necesita para alcanzar una meta.

Es, literalmente, hacer una hoja de ruta que te indica por dónde ir, qué evitar, y cómo solucionar eventualidades.

Número 2: No usar métricas

Antes de empezar mi estudio, me dedicaba a la gestión de ingresos para una empresa de hoteles.

Un Revenue Manager se encarga de maximizar la rentabilidad de una actividad.

Pasaba mis días construyendo y utilizando hojas de cálculo en Excel.

Es decir, tenía claro que, si no se tienen datos para medir algo, ese algo está totalmente fuera de control.

Pero como esto era un negocio creativo, lo subestimé y no lo tomé en serio.

Hay una realidad que me encanta compartir para dejar claro este punto:

Ningún negocio puede alcanzar el éxito si paga más en facturas, a proveedores y en impuestos que lo que obtiene en ingresos netos.

Y la solución para este y muchos otros problemas está en las métricas.

Lo que se mide, se gestiona; y lo que se gestiona, se mejora.

Encuentra los KPIs que son necesarios para tu modelo de negocio y hazles seguimiento constante.

Número 3: Hacer demasiado

Esto puede presentarse de diferentes maneras.

¿Cómo lo he vivido yo?

En el momento de hacer el plan y fijarme objetivos, a veces me he ido al extremo y me he puesto demasiados.

He programado un exceso de tareas que al final solo han conseguido dispersar mi atención.

Hubo un tiempo en el que quise ofrecer 20 tipos de servicios diferentes en mi estudio.

Lo que efectivamente, me hacía decente en muchas cosas, pero excelente y referencia en ninguna.

Diversificar es una táctica útil, pero debe seguirse con mesura.

Cuando se dividen los esfuerzos entre demasiadas tareas, hay poco progreso en cada una de ellas.

En cambio, cuando se enfoca la energía en algo específico, el progreso en eso es notable.

En el proceso de emprender siempre surgirán miles de ideas.

La tentación es probarlas todas. Lo inteligente es escoger las que van en línea con el plan y decir no a cientos de ellas.

Número 4: Ir muy deprisa

Estar ocupado todo el tiempo y trabajar sin descanso es contraproducente.

Aumenta el estrés, lo que nos hace propensos a tomar malas decisiones.

Es muy fácil perderse en el hacer. Por eso es importante hacer pausas y bajar las revoluciones.

Solía pasar horas, días y semanas grabando contenido para publicar en redes sociales, con el único objetivo de sentirme productivo.

Porque en ese momento ya tenía claro que hacer eso traía muchos seguidores, pero muy pocos clientes.

Después de detener esa locura que me estaba quemando, y sentarme lejos del teléfono y de otras distracciones, solo con papel y lápiz.

Me di cuenta de los cambios que debía hacer para que esto funcionara.

El problema no era el contenido, sino el tipo de contenido.

Atraía a muchas personas, pero no retenía a las indicadas.

Si no me hubiera tomado ese tiempo para pensar, sin presiones ni prisas, no habría encontrado soluciones.

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Se me ocurren muchas más situaciones que he vivido, y también conozco varias experiencias de colegas.

Sin embargo, si continuo escribiendo, esto se va a hacer demasiado largo.

La idea de la newsletter es compartir información importante que puedas leer en un par de minutos, así que el resto lo dejamos para una Parte 2.

Ahora!

Si que me gustaría conocer tu historia.

¿Qué errores has cometido como creador? o ¿Qué errores temes cometer?

Puedes contarme directamente contestando este email.

Creo que será muy interesante leerte. Y sobre todo me será útil para saber que consejos específicos necesitas de mi parte.

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Antes de despedirme, quiero compartirte algo que me emociona mucho:

​Mi primera colección de Presets para edición de fotografía en Lightroom, ya esta disponible.​

He trabajado en ella durante un buen tiempo, porque el objetivo era replicar fielmente mi flujo de trabajo para edición.

Siempre he detestado que los Presets sean filtros glorificados.

Lo que te venden suele ser algo para aplicar sin más, y que es súper restrictivo.

¿Qué gracia tiene eso?

Con este paquete de 21 Presets y 36 modificadores, no tendrás límites.

Podrás conseguir cientos de resultados diferentes al combinarlos, todos de altísima calidad.

Son una base que asegura un look cinematográfico consistente y, al mismo tiempo, te brindan la libertad de crear tu propio estilo a partir de ellos.

¡Estoy ansioso de que los pruebes y de que me cuentes qué te parecen!

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Hablamos pronto,

Guillermo.